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Articles by david h. roper

Etapa por etapa

Números 33 tal vez sea un capítulo de la Biblia que leemos sin reflexionar en lo que dice. Al parecer, es solo una larga lista de lugares por donde peregrinaron los israelitas desde Ramesés, en Egipto, hasta los campos de Moab. Sin embargo, seguramente es importante porque es la única porción de Números con estas palabras: «Moisés escribió sus salidas conforme a sus jornadas por mandato del Señor» (v. 2).

Este regalo

Hace varios años, escribí un ensayo sobre mi colección de diferentes bastones y trípodes, y pensaba que, algún día, tal vez tendría que usar un andador para caminar. Bueno, ese día ha llegado. Una combinación de problemas lumbares y neuropatías periféricas me han dejado empujando un andador de tres ruedas. No puedo hacer caminatas, ni pescar ni hacer muchas cosas que me encantaban.

Solitario del desierto

Solitario del desierto es la historia personal de Edward Abbey sobre sus veranos como guardabosque en un parque nacional en Utah, Estados Unidos. Vale la pena leer el libro tan solo por el lenguaje vivaz y las gráficas descripciones de las bellezas naturales de aquel lugar.

Cómo tallar un pato

Mi esposa y yo conocimos a Phipps Festus Bourne en 1995, un experto artesano de la madera cuyas obras son réplicas casi exactas de objetos reales. «Tallar un pato es sencillo —decía—. Basta mirar un trozo de madera, pensar en cómo es un pato y, luego, cortar todo lo que no se parezca a él».

Gigantes en la tierra

Después de acampar durante dos años al pie del monte Sinaí, los israelitas estaban a punto de entrar en Canaán, la tierra que Dios había prometido darles. El Señor les dijo que enviaran doce espías para reconocer la tierra y a sus habitantes. Al volver, diez de ellos dijeron que no podrían entrar, pero dos afirmaron que podían.

Remar hasta casa

Me encanta Reepicheep, el firme ratoncito que habla en Las Crónicas de Narnia, de C. S. Lewis. Decidido a llegar hasta el «extremo este» y unirse al gran león Aslan (símbolo de Cristo), Reepicheep declara: «Mientras pueda, navegaré hacia el este en el Viajero del Alba. Cuando me falle, voy a remar hacia el este en mi barquilla [que es un barco pequeño], y cuando ella se hunda, nadaré al este con mis cuatro patas. Y cuando ya no pueda nadar, si no he llegado al país de Aslan, me hundiré apuntando con mi nariz hacia la salida del sol».

Descansar y esperar

Era ya el mediodía. Jesús, cansado del largo viaje, descansaba junto al pozo de Jacob. Sus discípulos habían ido a Sicar a comprar comida. Una mujer salió de la ciudad a buscar agua… y encontró al Mesías. El relato nos dice que, de inmediato, ella se volvió para invitar a otros a ir y escuchar a un hombre que le había dicho todo lo que ella había hecho (Juan 4:29).

Tormentas en el horizonte

Uno de nuestros hijos tiene un negocio de pesca de salmones en Kodiak, Alaska. Hace un tiempo, me mandó una fotografía de una pequeña embarcación, algunos cientos de metros delante de su barco, que atravesaba un estrecho canal. En el horizonte, asomaban unas amenazadoras nubes de tormenta. Pero un arcoíris, la señal de la providencia y el cuidado de Dios, se extendía de un extremo al otro del canal, rodeando aquella embarcación.

¡Ánimo!

Me encanta ver las aves cuando juegan; por eso, hace años, construí un pequeño refugio en mi patio trasero para atraerlas. Durante meses, disfruté de mis amigos emplumados mientras se alimentaban y revoloteaban… hasta que un halcón convirtió mi refugio en su reserva privada de caza.

Para su tiempo

Cuando el pastor sudafricano Andrew Murray visitaba Inglaterra en 1895, empezó a sentir dolores de una antigua lesión en la espalda. Mientras se recuperaba, su anfitriona le comentó sobre una mujer que estaba atravesando un gran problema, y quería saber si él podía aconsejarla. Murray respondió: «Entréguele este papel que he estado escribiendo para [alentarme a] mí mismo. Quizá le resulte útil». Esto es lo que escribió: